INTRODUCCION:
Empecemos por definir la materia
fundamental de este ensayo al adentrarnos a los términos que se han dado por
válidos en la definición el concepto central que nos ocupa; el Sistema Político
y en esto vale la pena remitirnos a dos de los más célebres estudiosos del
fenómeno, Robert Dahl y David Easton, para el primero, un Sistema Político “es
cualquier modelo persistente de relaciones humanas que implique, en una
extensión significativa, poder, mando o autoridad”.
A su concepto le asigna una serie de
características sobre las cuales debe intervenir, entre ellas: el control
irregular de los recursos políticos, la búsqueda de la influencia política; la
desigual distribución de la influencia política; la persecución y resolución de
objetivos en conflicto donde el
gobierno es el árbitro; el desarrollo de una ideología y la inevitabilidad del cambio, es decir, que
finalmente ningún sistema político puede, por todas esas variantes, ser
estático.
Por su parte David Easton define como
Sistema Político, a todas aquellas interacciones por medio de las cuales se
asignan autoritariamente valores en una sociedad y son precisamente esas
características las que lo distinguen de otros sistemas, llevándonos a generar
valores de autoridad y funcionalidad en un ambiente específico, generando a su
vez cohesión y estabilidad colectiva.
EL SISTEMA POLITICO PARA EL MEXICO POLITICO
Parafraseando a Dahl, México como
cualquier otro Estado se inclinó por asumir un tipo de relaciones humanas
guidado por la necesidad de preservar el poder, la unidad y la autoridad en su
territorio, capoteando como lo han hecho todas las sociedades civilizadas, cada
uno de los factores internos o externos que le amenazaran y ajustando a su vez,
cada que era necesario los hijos que se deshilvanaban, antes de que pudiera
ocurrir lo impensable. Esa es una de las tareas que cumple cada sistema
político al momento de mantener la cohesión social.
Pero vale entonces aventurarse a
preguntarnos, si el sistema político que asumió México desde la post revolución
mexicana hasta nuestros días, fue el adecuado o por el contrario, qué hubiera
ocurrido si se hubiera inclinado por uno más liberal e incluyente, dadas las
circunstancias que se movían alrededor de la vida cotidiana del continente
afectado por las corrientes externas que lograron hacer mella en otros países
de su misma edad republicana.
¿Benefició el sistema político mexicano
a los mexicanos y a México?, por lo que hemos podido estudiar sí, y no, pero
esa respuesta es facilista y hasta cierto punto ambigua, todos los procesos
tienen sus dos lados, positivos y negativos, valdría mejor preguntarnos si fue
más bueno que malo, o pudo haber sido mejor. En la medida en que transcurramos
en el tema podremos darnos algunas explicaciones en las que, saldrán a la luz
aspectos muy positivos a los que el México de la post revolución y el de la
modernidad se vio enfrentado, de igual modo no faltará vislumbrar lo negativo
dependiendo del cristal con que se observe.
Podremos decir desde ahora que el Viejo
sistema político mexicano estuvo plagado de errores, que solo sirvió a sus
propios intereses, que nunca tuvo la intención de diversificarse o por lo menos
de darle oportunidad a otras corrientes de pensamiento, y todo eso es cierto,
pero no es menos cierto que en su momento logró esa cohesión social que el país
requería para desarrollarse, podríamos especular incluso, que quienes tuvieron
la visión de prosperar fuera del sistema lo hicieron, y quienes solo se
conformaron con recibir del mismo lo que les ofrecía se estancaron.
Pero hay mucho más por decir de este
modelo que logró superar varios episodios históricos que a nivel continental
tuvieron otro desarrollo, sin decir que fueron buenos o malos, pero de los
cuales todavía se viven algunas influencias, como el caso de Chile con su
protagonismo económico o el de Colombia con una guerrilla endémica que abrió
los ojos cuando México conjuraba sus propios conatos de surgimiento.
Si nos atenemos a lo que aconteció
durante y después del gobierno cardenista, tenemos un panorama más amplio desde
el cual vislumbrar como el pacto social surgido a la par de la fundación del
Partido de la Revolución Mexicana, surtió sus efectos en su momento, si tenemos
en cuenta lo que expone Easton, cuando define al sistema político como el
conjunto de variables independientemente del grado de relación existente entre
ellas, un buen ejemplo de sistema político es el que se dio a través del pacto
social, porque traspasó la frontera de las individualidades y se conviertió en
un colectivo donde primaron los intereses de la mayoría, aun a pesar de las
tensiones, las situaciones de conflicto internas o externas, lo que Easton
llama intrasocial o extrasocial, o mejor aun las variables de inputs o outputs.
No podemos negar que ese sistema en su momento generó la estabilidad que la
mayoría esperaba, para conservar el equilibrio entre unos y otros.
Talcott Parsons, ya había hablado de lo
que representaba el equilibrio para el sistema, cuando afirmaba que la
estructura o sistema logra un equilibrio tanto con su entorno como dentro de
sí. “Frente a una perturbación, la tendencia natural de todo sistema es
conservar su equilibrio o recuperarlo” y argumenta que si, las fuerzas de
cambio son demasiado poderosas; si la presión ejercida, desde fuera o desde
dentro, sobre el sistema es demasiado fuerte, la ruptura del equilibrio entraña
entonces, en la estructura del sistema, cambios cuya acumulación da lugar a
estados cada vez más diferentes de la situación anterior tomada como punto de
partida, y eso no pasó con México, por lo tanto, desde ese punto de vista, lo
que vivió México no fue otra cosa que el resultado de un sistema político
produciendo el efecto que buscaban sus líderes.
Cuando gobernantes como Manuel Ávila
Camacho en 1943 decía que "El pueblo de México quiere pan, quiere
tranquilidad, no quiere opciones electorales" posiblemente no lo decía en
el mero sentido de ofrecerle a los mexicanos la posibilidad de que, estuvieran
contentos si tenían para comer, olvidándose de otros aspectos importantes para
la vida del Estado, como la salud, la educación, las vías de comunicación, por
ejemplo, y los gobiernos, como lo hemos podido ver, lograron suplir esas
necesidades, solo que a partir de los 70s cuando se da la explosión demográfica,
ya no se trataba de atender a unos cuantos millones, sino al doble de millones
de habitantes, y quizá en las proyecciones a largo plazo pudo estar la falla
imperdonable del sistema.
Si quisiéramos decir que todo lo del
sistema político mexicano desde la post revolución hasta las primeras luces del
nuevo milenio fue malo, no tendríamos forma entonces de ver a México en la
perspectiva del crecimiento y desarrollo que ha obtenido a lo largo del pasado
siglo, por ejemplo. Así las cosas, tendríamos que admitir que el desarrollo no
se vio, y eso no es cierto, tendríamos que decir que la economía se estancó, y
eso no es cierto, tendríamos que decir que los procesos sociales se estancaron
y eso no es cierto.
Lo que sí es cierto, es que el sistema
en su momento, por la cerrazón de sus dirigentes, quiso seguir manteniendo un
orden “establecido” al que nunca llegaron a pronosticarle una mayoría de edad
para que madurara y expirara, eso lo fue entendiendo cada presidente a su modo,
y a su modo desde Lázaro Cárdenas, comenzaron a hacer lo que ellos crean debía
hacerse, bajo la tutela del partido en el poder, sin que tuvieran mayores
espacios para moverse que los que ellos podían ir abriendo por sus propios
medios, por eso quizá, es que se advierte que lo que se veía a través de la
figura, eran más sus caprichos, tal vez porque era una de las pocas formas en
que cada gobernante quería o sentía que debía aportar al sistema.
Vale entonces
la pena destacar, que lo que hacía diferentes a los distintos presidentes de la
época del viejo sistema político de México, eran entonces sus propias
personalidades y no su visión política, que seguía siendo la misma, en la que
solo se buscaba preservar en la figura presidencial la existencia del partido,
y que, si acaso alguno difería del otro era en su personalidad, como el caso de
Lázaro Cárdenas, quien sin duda fue un visionario a su modo, pero también un
populista; o un Cortines, quien pudo haber sido más sensible a los problemas de
corrupción, pero en su autoritarismo terminaba por borrar la existencia del
mexicano del común.
Cárdenas
delimita el poder del maximismo al poder presidencial, y busca unir a los
obreros y repartir la tierra en su reforma agraria. El ejido es la forma
natural de la posesión de la tierra frente a sus patrones, es un método para
mejorar las condiciones del campo, aunque su gran misión es derrocar a los
generales revolucionarios callistas que eran los latifundistas. “Con Cárdenas
muchos parias han sabido que eran hombres...” su influencia en el pueblo fue decisiva,
las clases sociales mexicanas por primera vez se sienten tenidas en cuenta.
COMO SABEMOS SI FUNCIONO EL VIEJO
SISTEMA
Para muchos críticos del viejo sistema político mexicano, quizá nunca hubo un momento más importante que otro, y a la luz de los acontecimientos todos los momentos llevaban en sí el mismo objetivo, “conservar”, pero en la medida en que pretendían hacerlo debían abrir el espacio a nuevos elementos que la misma sociedad les exigía, de ahí que, tampoco es del todo cierto que el sistema estuvo alejado de los cambios y los transformaciones de cada época, así hubiera sido por situaciones coyunturales, como las peticiones campesinas, las demandas de los ferrocarrileros en o las exigencias del poderoso sindicato de los maestros en varias administraciones, todos y cada uno de estos episodios hacían que el sistema se moviera y de alguna manera avanzara.
Ahora, ese avance también obedecía a
condiciones internas dentro del partido, se sabe que la figura del jefe máximo
fue abolida y dio paso a una nueva generación de presidentes no atados a un
funesta sombra que movía tras bambalinas los hilos del poder, en cambio,
surgieron los “súper presidentes” a los que más tarde se describe como, “casi
criaturas míticas”, debido a que, por la misma dinámica de su cargo y la
necesidad de trabajar en favor de un solo partido, debían asumir prácticamente
todos los roles del gobierno.
En este sentido podemos observar como también
influyeron factores externos en la evolución, si se quiere lenta, del viejo
sistema político, y un ejemplo de ello es tratar a toda costa no permitir que
los movimientos influenciados por el comunismo sovietizo socavaran los
cimientos de la sociedad mexicana, que sin bien logró llegar y ocupar un
espacio en el colectivo de avanzada, no es menos cierto que de manera magistral
supo controlarse; de ahí que México se mantuviera un tanto a la raya, sino
al margen de los emergentes movimientos
socialistas producto de la revolución soviética y la revolución cubana y lo
mejor de todo es que hubiera sobrevivido sin mayores sobresaltos a las serias
amenazas que si pusieron a tambalear a otros países, con sistemas políticos mas
abiertos.
Esto desde lo político, fue a mi parecer
uno de los logros del viejo sistema, aunque otros lo vean y lo llamen reprensión,
salvó a México de guerras intestinas caras, desgastantes y debilitantes lo
mismo que de regímenes militares autoritarios y dictatoriales como los centro o
suramericanos entre los años 70 y 80, aquí otro ejemplo de la cohesión, que
alrededor del tema político logró el viejo sistema, no obstante, todo no pudo
ser color de rosas, y en este ámbito lo mismo que se le aplaude se le puede
criticar, y fue la concentración del poder, a lo que muchos llamaron, la
“dictadura del PRI”.
En lo económico el proteccionismo y el
consecutivo corporativismo, si bien no fueron las decisiones acertadas vistas
ahora con la lupa de la historia, surtieron su efecto en una sociedad
floreciente que buscaba vivir en paz y se le permitió en su momento. Y ese
vivir en paz, no solo era en el plano de la tranquilidad familiar y de la protección
que el Estado ofreciera, sino también en lo económico.
Ese fruto del pacto social y luego del
corporativismo no fueron del todo desaceleradores del sistema económico, por el
contrario, si el país hubiera experimentado un estancamiento en esa material,
no podríamos entonces hablar de la prosperidad de los gobiernos de varios
gobiernos, incluyendo al de Salinas de Gortari, cuando la nación experimentó
momentos de bonanzas. En el gobierno de Salidas de Gortari, se llevó a la
quiebra a muchas empresas para luego venderlas en procesos de licitación
pública y obtener dinero de ellas, pero finalmente ese dinero se esfumaba del
erario público, pero al mismo tiempo redujo la deuda pública externa en 1990,
lo que la llevó a un nivel del 35%, en 1994 ya era solo del 24.8%, otro de sus
logros más criticados fue haber firmado el tratado de libre comercio con USA y
Canadá.
Cuando se habla de que la economía
Mexicana creció en el sexenio de Salinas, estamos hablan do de uno de los
protagonistas más representativos del viejo sistema político. Coyuntural o no,
ese crecimiento favoreció a todos y si bien los recursos pudiendo haber sido
mejor administrados, y mejor distribuidos habrían dado mejores resultados para
el gobierno y para la población, aquí surge uno de los grandes agujeros, por el
que más tarde se iría desgastando el sistema y el partido en el gobierno,
aunque para ello se tardara todavía mucho tiempo.
Lo que valdría cuestionar en lo económico en el funcionamiento del viejo sistema político de México es si, en vez de actuar movidos por el populismo, lo hubieran hecho de manera racional y planificada como lo hizo Zedillo a finales de los años noventas, se habría podido evitar su decadencia y su continuidad se hubiera garantizado por más tiempo. Posiblemente la respuesta fuera negativa porque no solo se trataba de lo económico, sino también de lo político y con todo y los ajustes que ya se habían hecho, quedaban aun faltando mayores señales de inclusión.
En lo político: Un referente que me
llama la atención en este aspecto es Salidas de Gortari, quien en su afán por
establecerse en el poder y hacer los “cambios” para el desarrollo del país,
modificó el artículo 130 para crear un nuevo concordato con la iglesia católica
y con ello darles el derecho al voto a los curas, además ciertos “privilegios”
que la iglesia ya no tenía sobre todo en el campo de la educación, se dice que
esa fue una estrategia del presidente, con el simple propósito de ganar
simpatía, y no cabe duda de que le dio resultados mediáticos, así se movían los
líderes del PRI, así eran las movidas de la vieja clase dominante, pero este
tipo de estrategias no eran nuevas, Luis Echeverría Echeverría también creó el
FONADAN, FONART, CONACyT y dio un amplio apoyo al cine mexicano creando el
Banco Cinematográfico, impide la llegada de científicos extranjeros en cuanto a
investigaciones antropológicas e intenta acercarse con los intelectuales, a
pesar de que no es de los mandatarios mejor recordados ni más queridos junto a
Salinas, pero actuaron con algún acierto
político.
En esto vale señalar los acuerdos
internos del partido, sus señales reconocidas por los dirigentes, los códigos
de honor y sus exigencias, hicieron de la colectividad un verdadero engranaje
en el que cada pieza debía moverse en su momento y en su espacio, ni mas allá
para no invadir terreno ajeno, ni mas acá que no permitiera jugar cada quien
sus cartas, esa disciplina, fue la que sostuvo prácticas como “el dedazo” o el
“tapao”. Era un juego de poder hacia el poder, en el que cada movimiento estaba
calculado.
En lo político, no cabe duda que el
sistema respondía solamente a sus intereses y no a la colectividad y esa fue
una de sus fallas, pero aun en este aspecto no hay que negar que se alió con
quienes por otro lado le hubieran podido ejercer presión, y ellos eran los
sindicatos, los dirigentes de las agremiaciones e incluso los gremios de los
maestros, que en otros países fueron decisivos para generar los cambios que las
sociedades exigían, y eso quizá no tiene mucho que ver con los acontecimientos
del 68 en Tlatelolco, porque cada país a su modo ha tenido un episodio similar
y sin embargo los movientes y sus líderes han continuado, aquí lo que se ve, es
claramente una complicidad entre los gremios y el ejecutivo para conservar cada
quien el poder a su conveniencia.
COLAPSÓ O SIGUE VIVO
Advertimos ya que las transformaciones
del presidencialismo en México, y de alguna manera los cambios sustanciales que
debían sucederse en el futuro próximo, se iniciaron en 1970 con Luis Echeverría,
luego de que ocurriera en 1968, la matanza de Tlatelolco, que fue un punto clave para que se mostrara el
descontento de las bases, especialmente la estudiantiles que a través de sus
protestas y manifestaciones ya dejaban ver con claridad que algo no estaba
funcionando bien dentro del viejo sistema político mexicano.
Sabemos también que los empresarios y el
sector privado son quienes empiezan a cuestionar la figura del presidente y su
poder, ante los hechos en los cuales se estaba empezando a perder el respeto
por la figura en la medida en que se daban levantamientos guerrilleros,
secuestros y asesinatos y claro, eso dio pie a que, las relaciones con los
grandes empresarios comenzaron a deteriores por las medidas de expropiación de
tierras y otras decisiones presidenciales que no les fueron favorables, como en
el gobierno de Lopez Portillo, también apareció la evidencia de que no toda la
elite del poder estaba alrededor del PRI, ello ya era un indicador de que, algo
estaba por suceder.
Más tarde, como lo dice Rogelio Hernández Rodríguez en su obra, La
transformación del presidencialismo en México, Una Historia Contemporánea en
México. Tomo II. Ed. Océano. México, 2005., pág: 110. Entre 1970 y el 2000
la figura del presidente paso a ser una de todopoderoso a una debilitada por
limitaciones estructurales y la modificación de las prácticas tradicionales,
pero eso no le valió para transformarse
en una institución más eficaz y moderna, ya que el PRI era quien
controlaba casi todo, por eso el PRI era quien manejaba los hilos del poder y
el del presidente, de ahí que esto hacía que su figura pareciera más grande de
lo que en realidad era.
Todo esto amalgamado con esa larga
historia de uso y abuso del poder presidencial y la influencia aun más
hegemónica en los Estados, por supuesto que socavó los cimientos del viejo
sistema político, a pesar de que, como lo hemos podido ver, en sus momentos más
gloriosos pudo revestirse de elogios y mostró avances significativos en todos
los aspectos de la vida nacional mexicana.
Seriamos mezquinos no reconocer que
cambios tan sustanciales como el voto de las mujeres, la rebaja de la edad para
sufragar a los 18 años, ciertas garantías constitucionales que se respetaron
para preservar los estándares de equilibrio social, la tranquilidad relativa
con que el país se enfrentó a factores externos, no fueron resultados
positivos, como ya dijimos antes, no todo fue tan malo como se dice ni tan
bueno como se esperaba, pero tuvo funcionalidad.
Luis Rubio, en su obra, El Sistema Político ¿Cambio y Evolución?,
destaca lo que nos está llevando a concluir que sistema pudo evitar el colapso
y aceptar un proceso evolutivo, quizá de mimetismo, Rubio, dice que hay tres
importantes etapas, que a su modo de ver son vitales para entender mejor lo que
ocurrió en México y las define así:
La primera parte analiza lo que ha
cambiado en el sistema político, es decir, lo que empezó siendo el conjunto de
cosas que identificó al sistema desde sus inicios, el camino recorrido y el
lugar donde ahora se encuentra, incluso luego de haber entregado el poder en el
año 2002 dando paso a la alternancia y quizá a lo que muchos ya le habían
apostado como al cambio definitivo, que a nuestros días no ha sido tal.
En la segunda etapa estudia la dinámica
dentro del PRI, que por supuesto es la que ha movido todo lo referente al poder
y advierte que sigue siendo el principal factor del sistema, y esto es algo ya
reconocido por todos los que han estudiado su funcionamiento desde la
revolución mexicana, y una tercera parte describe el nuevo tipo de estructura
política que se genera a partir de los cambios gestados desde su interior con
el paso del tiempo y las circunstancias que lo han conducido hasta hoy, en otras palabras, la forma como
sistemáticamente fue adaptándose a cada época, superando sus propias tormentas
y conjurando sus luchas internas.
Hasta este punto, valdría formularnos la
pregunta nuevamente. ¿Colapsó o se transformó?, de lo que sí no hay duda, es
que, como todo proceso humano el sistema político mexicano, tuvo un período de
florecimiento, llegó a la cúspide, se mantuvo, empezó en un proceso de reajuste
y en ese sentido sufrió golpes y recuperaciones cíclicas y finalmente entró en
una etapa de decadencia, de eso no hay duda, pero a la luz de las actuales
circunstancias históricas, vemos como se ha resistido a desaparecer, de la mano
de uno de sus grandes inventos, como lo fue el Partido de la Revolución
Institucional mejor conocido como el PRI.
A MANERA CONCLUYENTE
Los compromisos sociales surgidos al
amparo de los arreglos constitucionales de 1917, luego tomaron forma cuando se
estableció el Pacto Social, lo que no fue otra cosa que asumir con responsabilidad
el devenir histórico de la nación a través de la concertación con todos los
sectores de la vida nacional, siempre y cuando se mantuvieran los estándares de
cooperación, sujeción y respaldo al gobierno, este Pacto Social tuvo su auge a
mediados de los años veinte del siglo pasado hasta culminar con la creación del
Partido Nacional Revolucionario en 1929, tal como reseña Luis Rubio en la página 506 de su obra antes
mencionada.
La nación entonces fue testigo de cómo
ese mismo Pacto Social y su caminar de la mano del PNR, tuvo sus años dorados
de paz y tranquilidad entre el pueblo y sus dirigentes, mientras existió por
parte del gobierno la capacidad de satisfacer los intereses de todos los
agentes que participaban del sistema, y eso fue agrandando los costos de su
funcionamiento y mantenimiento en el estado quieto donde lo quisieron mantener
por décadas, tal situación llevó a que los beneficios esperados por parte del
pueblo se disminuyeran, mientras la premisa, ahora de PRI, de tener
participación a cambio de privilegios no garantizaba la paz social pregonada
por los post revolucionarios, y menos entre un pueblo que había empezado a
buscar alternativas en otras agrupaciones políticas.
Esto nos lleva a concluir que, aunque el
sistema político se desgastó en cada época, durante los 70 años que pudo
sostenerse al mando de la nación, logró acumular una gran experiencia y una
disciplina de partido que bien o mal, muchas de las generaciones que la
vivieron la siguen compartiendo, independientemente de si las mismas son las
correctas o no, siempre y cuando sean las aceptadas por la mayoría.
En lo personal, luego de haber
transitado por un lado pequeño de la historia del México de aquellos primeros
años del siglo XX hasta llegar al siglo XXI con un aparente cambio, ratifico lo
que en el cuerpo de este escrito ya había dejado expuesto como hipótesis, y es
que, el viejo sistema político mexicano, no solo tuvo la capacidad de
adaptación y preservación, sino que llenó para época el vacío que pudo haberse
comenzado a generar entre la población debido a la falta de alternancia, y en
este sentido, puede decirse que fue un acierto para el sistema y por ende para
su partido unigénito.
A una orilla de esa historia que pareció
escribir un nuevo capítulo en el año 2000, seríamos deshonestos sino
reconocemos los acontecimientos del año 2012, luego de dos sexenios en los que
la “alternancia”, en el poder regresa a las manos del PRI, dejándole al país un
nuevo sin sabor, no tanto porque los resultados no han sido los esperados en
materia política, económica y social, sino porque los conflictos internos y la
inestabilidad en el ámbito de esa seguridad que el pueblo siempre buscó,
parecen estar más resquebrajadas que antes. Tampoco debemos desconocer que ya
los tiempos no son los mismos, advertir si son mejores o son peores, será tarea
de la historia que ya ha comenzado a escribirse.
_______________________
BIBLIOGRAFIA:1. EASTON DAVID Categorías para el Análisis Sistémico
De La Política. Diez textos básicos de Ciencia Política- Autores varios
2. Luis Rubio: El Sistema Político ¿Cambio y Evolución? Páginas 505-536
3. Rogelio Hernández Rodríguez: La
Transformación del Presidencialismo en México. En Ilán Bizberg y Lorenzo
Meyer. Una Historia Contemporánea en México. Tomo II. Ed. Océano.
México, 2005. Pp. 85-115.
3. "Ernesto Zedillo" Enrique
Krauze. Colección "Los Sexenios". Clío-Televisa. (IZ77APARBL)
5. Carlos
Salinas de Gortari: El Hombre que quería ser Rey". En Enrique Krauze. La
Presidencia Imperial. Ed. Tusquets Editores. México, 1997. Pp. 419-459.
6. Enrique
Krauze: José López Portillo "El Presidente Apostador". Colección Los
Sexenios. Clío. (José López Portillo IZ77APARBL)
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