Jaime no tiene en su voz la fuerza de quien se atreve a mentirle de manera abierta a 300 millones de personas y pensar que todos quedaron convencidos, a penas si entiende que no haber nacido aquí ya comenzó a acarrearle problemas, cuando sus padres justamente lo trajeron fue para evitárselos allá donde nació. Pero es mi candidato fuerte.
Otro de mis candidatos para equilibrar la balanza por
lo de la equidad de género, es Jasmín Ramírez Labarriaga, es una adolescente
con cara de ternura que tiene entre ceja y ceja ser investigadora privada y
algún día trabajar para la Agencia Central de Inteligencia—CIA-, la trajeron al
país a los 5 años, ahora tiene 16 y la incertidumbre de no sentirse querida en
un país que ella considera como suyo, porque no ha conocido otro, sino éste en
el que ha vivido más de la mitad de su vida.
Pero también tengo otros candidatos por los que,
ejercer mi derecho constitucional será más que depositar mi voto por alguien a
quien considero idóneo o por lo menos apropiado para manejar este país, mi voto
va más conducido por el corazón que por la razón y más aproximado al desespero
del último recurso que a la certidumbre de un mejor mañana.
Paula de Lima, esa chica a la que por poco le toca
recibir su grado desde una cárcel sin ser una criminal, es otra de mis
candidatas, y lo son los hermanos Freiman y Zuleima, dos jóvenes de origen Maya
que dejaron Guatemala cuando, como dice la Biblia, aun no sabían distinguir
entre su mano derecha y su mano izquierda; también son mis candidatos, Rolando
Zenteno, quien sueña con ser periodista y para no ampliar más mi abanico de
posibilidades, cuento entre ellos a Estela Martínez, Dulce Guerrero, Gina
Sánchez y todo ese puñado de soñadores que nos han revivido las ganas de volver
a soñar con esa tierra con la que soñó Martin Luther King, donde las personas
fueran juzgadas por la entereza de su carácter y no por el color de su piel.
Pero para completar mi abanico de candidatos por los
cuales depositar mi voto, está Idalia Escobar, la viuda de Roberto Medina
Martínez, el hombre que entró vivo a la cárcel de Stewart para ser deportado a
México y de ahí salió sin vida, sin mayores explicaciones, Idalia es mi última
opción, aunque ella representa a esas viudas y madres de huérfanos de un
sistema que ha dejado de lado la piedad y la justicia y se ha encaminado por la
intolerancia y el odio que hoy sufren millones de familias latinas en Estados
Unidos. Por la muerte de Roberto, el hombre que compartió sus últimos años con
Idalia, el gobierno federal le ofreció, mil 600 dólares a su hijo de 8 años,
para que la mujer guardara silencio, se comprometiera a no hablar más con la
prensa del caso y para que su hijo viviera cómodamente por el resto de sus días
con menos de 2 mil dólares.
Esos son mis candidatos, porque el primero, Obama, Demócrata,
el que ejerce la presidencia, no cumplió su principal promesa a la comunidad
latina y en cambio se burló reiteradamente de ella y fue más allá, se convirtió
en el presidente que más personas ha deportado, que más familias ha roto, que
más huérfanos sin padre ha generado, que más viudas con esposos ha propiciado,
que más lágrimas ha hecho derramar a los desamparados, que más represión a
través de los programas 287 (g) y Comunidades Seguras ha propagado. Podríamos
decir que, en su calidad de hombre negro de origen inmigrante, de clase media,
de haber padecido en carne propia la falta de seguro de salud y de vivir de
cerca el fenómeno de la inmigración ilegal, hubiera encontrado en los
inmigrantes su propia forma de desquitarse con la vida.
Obama, no representa mis intereses económicos,
porque ha maltratado a mi comunidad y durante su administración no solo se
despojó al mayor número de familias de sus casas, sino que más familias se
rompieron por las deportaciones, mientras el dinero se le daba a los bancos que
muy poco hicieron para rescatar las propiedades mientras ellos se guardaban el
dinero en los bolsillos.
Tampoco representa mis creencias, porque aun no
estoy seguro de que no sea musulmán, y si lo es, su dios no es mi Dios y eso nos distancia, pero también sus posturas
liberales incentivan políticas que van en contra de lo que, incluso la naturaleza
ha establecido, pasando la raya de lo inmoral, pero debo reconocer que no lo ha
hecho a escondidas y que tiene sus argumentos para hacerlo. Yo no los comparto.
Reconozco que cuando llegó al poder encontró un país
descuadernado en todos los sentidos, sumergido en dos guerras estúpidas en las
que nunca debieron involucrarlo, y heredó de su antecesor el presidente Republicano
George Bush una economía en ruinas, luego de mostrar superávit durante la
administración del Demócrata Bill Clinton. Hay quienes quieren negar esto, pero
hay también quienes quieren negar que el sol existe, de esos encontrará uno por
todas partes. Obama, no es el tipo de hombre por el que yo votaría para estrenarme
como nuevo elector en Los Estados Unidos.
Por otro lado tengo la opción de Mitt Romney,
Republicano, de clase alta, no conoce las carencias, es el típico hombre arrogante
multimillonario que no puede hablar de lo que no ha sufrido, que se llevó
cientos de miles de trabajos para la China a través empresas que compraba,
recuperaba y luego vendía. Un negocio honesto, sí, pero exterminador de empleos
en su país de los que viven las clases media y baja a las que les quitó el pan
de la boca por su ambición desmedida. Algunos le llaman un visionario hombre de
negocios, otros un rico más de los que no tienen el menor empacho de pasar por
encima de sus propias conciencias, si de conseguir dinero se trata.
Romney cuando fue gobernador de Massachusetts,
impulsó un plan de reforma de salud, del que el presidente Obama tomó base para
hacer uno nacional, pero ahora cuando es candidato a la presidencia ha prometido quitarlo desde el
primer día que se siente en el sillón presidencial de la Casa Blanca, si es que
llega a ganar. Contradictorio y deshonesto, también ha prometido no aumentarle
los tributos a los ricos, porque después a él mismo le tocará pagar más dinero
y se ha negado a mostrar las declaraciones de impuestos de los últimos 12 años,
como su propio padre lo hizo, siendo el generador de esa costumbre en las
campañas presidenciales.
Romney, junto a la plataforma republicana y las
bases del Tea Party que lo apoyan, ha prometido hacerle la vida tan miserable a
los inmigrantes sin documentos, que el único camino que podrían tomar sería el
de auto deportarse, o hacer como hacen los trabajadores de las factorías chinas
que él tanto conoce, que desesperados por el stress de las largas y agotadoras
jornadas laborales entran en un inexplicable desespero y se suicidan tirándose
por las ventanas de los galpones donde se encuentran hacinados. Romney ha
apoyado las leyes anti inmigrantes de Arizona y de otros estados, ha insultado
a los inmigrantes tratándolos de limosneros, y se ha mostrado abiertamente en
contra de una reforma compresiva e integral a las leyes de inmigración. Junto a
las bases de su partido, criticó y dijo que vetaría la Acción Diferida para los
Jóvenes que da un alivio a quienes no decidieron venir al país por su propia
cuenta sino que fueron traídos por sus padres, en fin, si fuera por todo lo que
dijo durante su postulación a la candidatura republicana, hasta podríamos decir
que ese marcado odio por los latinos, no tiene otra razón que considerarnos
como gente inferior que merece ser
tratada como ratas, pero científicamente no tengo forma de demostrarlo.
Romney, tampoco es cristiano, pertenece a una secta en la que la figura principal de su culto no es Jesús, no obstante que se llame “Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos días”, si su dios no es mi Dios, estamos lo mismo que con Obama, entonces no entiendo porque quienes se llaman “cristianos”, dicen que es una mejor opción moral, si sus principios no son bíblicos y su libro mormón rompe con esa ordenanza bíblica de que a la Palabra no se le debe ni quitar ni añadir ni una jota. El que en algunas iglesias se quiera hacer ver que este hombre representa los verdaderos principios del cristianismo no quiere decir que lo sea y menos que sea el redentor de Los Estados Unidos, solo basta leer Jeremías 17: “5 Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová. 6 Será como la retama en el desierto, y no verá cuando viene el bien, sino que morará en los sequedales en el desierto, en tierra despoblada y deshabitada.
Por lo tanto ni Obama es el anticristo, ni Romney es el mesías. Como cristiano si tuviera que escoger por mis principios, no escogería a ninguno porque bíblicamente “no hay bueno sino Uno…”, pero esto no se trata de escoger un pastor, sino de elegir un presidente, y ambos pertenecen a la misma cuerda. Si tuviera que escoger entre los dos por lo que proponen, ninguno de los dos sacará al país de donde está ahora, y si tuviera que escoger por lo que han dicho sabiendo que no lo podrán cumplir, los dos tendrían que irse al carajo!
Pero los sueños de Jaime de ser piloto, o los de Jasmín
de ser investigadora privada, merecen ser tenidos en cuenta, y Romney junto a
la mayoría de los líderes de su partido Republicano, no han hecho otra cosa que
mostrarles su desprecio, su odio y su deseo de que ellos junto a sus padres
sean expulsados del país donde han dejado los mejores años de su vida, en todos
los estados donde los republicanos gobiernan, como en Georgia, ese desprecio se
ha esparcido por todos los rincones y esa hiel de amargura hoy invade a muchos
corazones que por un lado “alaban” a Dios los domingos en sus iglesias y los
lunes legislan para destruir al prójimo, como lo hace un David Casas, un Nathan
Deal o un Mitt Romney, solo por poner unos ejemplos.
Mis candidatos, no me fallarán, y aunque ninguno de
ellos se haya inscrito, haya hecho campaña o vaya a aparecer en las opciones
electorales yo he decidido votar por ellos, porque sospecho que en el futuro de
ellos está el futuro del país al que he aceptado como mi segunda patria, y
porque estoy seguro que a pesar de las promesas no cumplidas de Obama y de su
aspecto de musulmán, no ha llegado a destilar desprecio hacia mi gente, lo que
sí ha hecho Romney y la mayoría de quienes le siguen y apoyan. Si fuera por los
dos personajes en mención, yo no me tomara el trabajo de elegir porque los dos
no me representan, ni los dos alcanzan si quiera a alentar mis expectativas.
Si he decidido, luego de una larga indecisión y
sentimiento de ira, votar por Obama, no es porque se merezca mi voto, no es
porque apruebe sus políticas liberales del aborto o incluir parejas del mismo
sexo en la reforma migratoria como ya lo intentaron hacer en el fallido
proyecto del año 2010, o porque me haya comido el cuento de que, no tuvo el
apoyo de los republicanos para cumplir su promesa a los latinos, cuando tuvo
senado y cámara a su favor por ser de su partido y le valió madre mi comunidad,
tampoco creo que no haya podido suspender los aberrantes programas de
deportaciones masivas que propician el perfil racial y la intolerancia…No,
definitivamente este hombre no se merece mi voto, pero como he tenido que
escoger, entre él y Romney que ha prometido hacer cosas peores desde el primer
día que llegue a la Casa Blanca, no me queda otra opción que hacer uso de mi
voto para rechazarlo y hacer uso de mi libertad de expresión para repudiar la
intolerancia y la falta de respeto con que él y la mayoría de los republicanos,
han querido truncarle los sueños a mis principales candidatos…por eso he
depositado tempranamente y sin demora, mi voto por Barack Obama y que el Dios
de Israel, bendiga a Los Estados Unidos de América!
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